Cómo motivar a los profesionales y potenciar el trabajo en equipo
La motivación es un elemento fundamental en los entornos laborales. Sin este componente, los trabajadores pierden el deseo de realizar sus tareas y su desempeño se ve resentido. Motivar a los profesionales es importante para potenciar su desarrollo y mejorar el ambiente de trabajo. Por ello, hablamos de algunas técnicas de motivación para garantizar el bienestar del trabajador.
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Muchos altos cargos poseen niveles de motivación elevados por su salario diferencial o por la responsabilidad que ostentan. Por desgracia, no se puede decir lo mismo de algunos empleados. En este sentido, muchos profesionales sienten que no están explotando todas sus habilidades, cosa que puede causar una desmotivación pronunciada que, a su vez, puede desembocar en el abandono de la empresa. Por ello, los líderes deben contar con las herramientas y actitudes necesarias para animar y motivar a los profesionales.
Algunos consejos para motivar a los profesionales
Existen varios métodos y acciones para motivar a los profesionales y mejorar su percepción de la empresa:
- Gamificación. Implementar un sistema de recompensas y de mecánicas de juego para que los empleados aprendan a utilizar nuevas herramientas o para potenciar su colaboración es divertido y un motor de motivación demostrado.
- Metodologías ágiles. Establece objetivos semanales asequibles y a corto plazo. De este modo, los empleados sentirán que están aportando valor al proyecto y conseguirán cumplir con las metas propuestas.
- Motivación individual. Si bien es cierto que los equipos deben estar motivados, es importante atender a cada empleado de forma independiente. Si cada uno de los profesionales se siente motivado, el equipo funcionará bien.
- Autonomía del trabajador. Blindar la toma de decisiones y no permitir que nadie del equipo actúe por su cuenta les desmotivará inevitablemente. Por ello, es importante delegar tareas y dotar de cierta autonomía a los profesionales. Así, podrán demostrar sus capacidades y habilidades y se sentirán realizados.
- Comunicación. Hablar y escuchar son dos claves para motivar a los profesionales. Un buen líder debe atender a las peticiones de su equipo y, a su vez, mostrar su punto de vista. La comunicación es extremadamente importante para hacer que los equipos de trabajo funcionen. En este sentido, la transparencia también ayudará a que los empleados sientan que forman parte legítima de la organización.
- Adecuación profesional. Hay que asegurarse de que cada profesional esté realizando las tareas más indicadas. A todo el mundo se le da algo mejor que al resto, por lo que hay que aprovechar las capacidades concretas de cada miembro del equipo. Las personas creativas no deben ejercer tareas mecánicas de forma continuada, por ejemplo.
- Positividad. Si el líder del equipo irradia energía y buenas vibraciones es probable que el resto del departamento absorba esta actitud. Además, ir a trabajar sabiendo que el trato va a ser bueno es sin duda un elemento motivador.
Factores de desmotivación a evitar
Para potenciar la motivación de los profesionales debemos tratar de evitar malas prácticas generales relativas al mundo laboral:
- Horarios excesivos. Las jornadas excesivamente largas agotan a los empleados. Además, hay que tener en cuenta los desplazamientos y responsabilidades personales de cada miembro del equipo. Todos estos factores mermarán el tiempo libre del profesional, cosa que disminuirá su nivel de calidad de vida.
- Sobrecarga de trabajo. Cuando los departamentos se topan con un pico de trabajo es importante que la comunicación fluya. De lo contrario, es probable que esta situación desemboque en reproches y conflictos entre los compañeros. Si el líder no permite que los profesionales expliquen en qué situación se encuentra el proyecto no será posible encontrar soluciones a la acumulación de tareas.
- Rutina laboral. La monotonía en el entorno de trabajo es uno de los peores enemigos del profesional. Este elemento genera una pérdida de interés en lo que se está haciendo y puede ser causa de errores y de una disminución de la calidad en los proyectos. Es importante explorar técnicas de dinamización para evitar que se cree una rutina tóxica.
- Falta de reconocimiento. A todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo. Los éxitos de cada uno de los miembros del equipo tienen importancia y así debe mostrarlo su líder. De lo contrario, los empleados pueden llegar a pensar que están trabajando para nada. Valorar el trabajo ajeno es esencial para explotar todas las habilidades de cada persona.
- Reprimir las comunicaciones. Mantener las distancias, dejar la puerta del despacho siempre cerrada, prohibir la comunicación verbal entre compañeros y buscar culpables a nivel particular son actitudes que provocarán desconfianza y recelo en los equipos.
- Favoritismos y desequilibrio personal. Poner a un empleado concreto por encima de los demás es la puerta de entrada al rencor y a las malas relaciones entre compañeros. Todo líder debe evitar los favoritismos y que las malas emociones afecten al ambiente laboral.
- Tareas ambiguas y falta de objetivos. Todo profesional debe tener claro cuál es su función incluso antes de establecer un vínculo con la empresa. Esto no es así en todos los casos y, si las tareas demandadas no coinciden con las habilidades del empleado este acabará perdiendo la motivación. Si, además, no se establecen unos objetivos concretos, no se generará una percepción de progresión.
En conclusión, hay que tener en cuenta un gran número de factores para mantener a los profesionales motivados. No se trata de algo fácil, puesto que cada persona es muy distinta y tiene aspiraciones diversas. Sin embargo, los consejos que damos generan, por lo general, actitudes y ambientes de trabajo positivos. Las empresas deben valorar estos aspectos, ya que pueden suponer la diferencia entre el fracaso y el éxito de los equipos.