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Ene

Qué es la resiliencia profesional y por qué es una aptitud de liderazgo

Últimamente se habla mucho acerca del liderazgo en las empresas y de las cualidades de un buen cabeza de equipo. En muchos casos se pasa por alto la resiliencia profesional, que es una de las aptitudes más importantes en este sentido. Si no conoces este concepto no te preocupes, que te contamos qué significa y cómo puede ayudarte como líder o profesional.

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La RAE define la resiliencia como la «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente pertubador o un estado o situación adversos». Como vemos, la acepción literal nos da pistas sobre la aplicación de este concepto en el mundo del liderazgo. La resiliencia profesional es, entonces, la facultad que permite adaptarse a cambios de todo tipo e incluso resistir crisis empresariales, entre otras cosas.

Qué es la resiliencia profesional

La resiliencia es un concepto que, por proximidad lingüística, suele confundirse con la resistencia. A pesar de su parecido, son dos conceptos con implicaciones distintas. De hecho, podríamos decir que la resiliencia incluye la resistencia en sus características. Para conocerla en profundidad, te presentamos los elementos que impulsan esta aptitud:

  • Capacidad de improvisación. La resiliencia profesional nos permite ser flexibles y actuar fuera de lo planeado. Esta habilidad está estrechamente vinculada con la capacidad de improvisación ante situaciones inesperadas del tipo que sean. La capacidad y el tiempo de reacción de un líder resiliente son dos características que deben estar muy presentes en este tipo de perfiles.
  • Resistencia ante la presión. Todos los profesionales sufren presión a diario en su puesto de trabajo. Sin embargo, suele suceder que cuanto más alto es el cargo más responsabilidades acarrea. Por eso mismo, los líderes de departamento o directivos deben absorber la presión y convertirla en algo natural. La resiliencia profesional es, entre otras cosas, la resistencia a los efectos negativos de la presión laboral. De hecho, esta soft skill nos ayuda a sacar partido de la presión y a convertirla en algo positivo.
  • Actitud resolutiva. Ninguna empresa se salva de sufrir alguna crisis de vez en cuando, ya sea económica o de reputación. Es en ese momento en el que el profesional resiliente debe demostrar que puede mantener la calma y buscar soluciones sin dejarse llevar por el pesimismo, el estrés o la presión.
  • Previsión. Como decimos, a lo largo de tu carrera profesional vivirás crisis, cambios y mejoras, pero si consigues prever cuándo sucederá todo esto ya habrás dado un paso para ser resiliente. Si ves venir estos cambios te resultará mucho más sencillo actuar en consecuencia y adaptarte a ellos.
  • Garantía de buen ambiente laboral. El especialista resiliente debe compensar todo el estrés que resiste impulsando el buen ambiente laboral. Estar sometido a grandes responsabilidades dificulta esto último, pero es la manera ideal de purgar las malas sensaciones. Algo que ayuda en este sentido es la autocrítica y el sentido del humor. Saber reírse de los errores de uno mismo y aprender de ellos sin bloquearse facilitará tener un equipo feliz, motivado y productivo.

 

Como vemos, el concepto de resiliencia profesional está muy relacionado con el aguante. Saber absorber estímulos negativos, resistirlos y convertirlos en algo positivo no es algo que todo el mundo sepa hacer. Sin embargo, hay formas de potenciar este aspecto, empezando por garantizar un ambiente de trabajo resiliente.

Empresas resilientes

Es posible hacer que los empleados de una organización desarrollen la resiliencia, pero debe darse un contexto propicio. En primer lugar, si la compañía es resiliente en sí misma, esto será mucho más fácil. Una empresa resiliente se caracteriza por la capacidad de crear y disolver estructuras con facilidad y seguridad, gestionar las consecuencias de los cambios y mejorar sus procedimientos tras cada dificultad.

Otra de las características fundamentales de este tipo de organizaciones es que ponen en el centro al trabajador, más allá de sus estructuras burocráticas. En este sentido, son conscientes de que dependen en mayor medida de sus empleados y, a la hora de gestionar conflictos, buscan soluciones en las personas. Además, saben adaptarse a las exigencias del entorno económico, renovarse y garantizar la comunicación.

En relación a la comunicación en la empresa, los entornos laborales resilientes persiguen el desarrollo de estrategias colectivas para fortalecer los vínculos personales. Para conseguirlo, los límites deben dejarse claros desde el principio, de modo que se facilita la cooperación, la asertividad y el establecimiento de un ambiente saludable. Además, es recomendable hacer un seguimiento de la percepción del trabajador sobre la organización para evitar que su frustración le perjudique tanto a sí mismo como a la organización. Todos los empleados afrontarán retos a muchos niveles, pero hay que evitar estímulos negativos injustificados y sin finalidad alguna.